Esa fue la pregunta que me hice a mí misma el viernes pasado cuando al terminar mi peluquera de cortarme el pelo, vi con horror en el espejo los despojos de lo que había sido mi hermosa melena a la altura de los hombros tan sólo quince minutos atrás.
¿Cómo era posible que me hubiese hecho entender tan mal y que lo que pretendía que fuese solamente un ligero rebaje en las puntas para dar un mayor volumen a mi pelo se hubiese convertido en este espantoso y ultramoderno peinado lleno de puntas de distinto largo que asomaban por todos lados de mi cabeza? Evidentemente, la comunicación había fallado. O probablemente, mi peinadora se distrajo tanto con nuestra conversación, como me ocurrió a mi, que no advirtió que estaba cortando más de lo debido hasta que ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Eso por lo menos fue lo que me ocurrió a mí.
¿El resultado final?
Un estilo que no sólo hace que mi cara parezca mucho más larga de lo que es en realidad, sino que añade por lo menos diez años a mi aspecto. ¡Gracias a Dios que mi pelo crece rápido!
Dar con una buen peinador es uno de los mayores desafíos que enfrentamos la mayoría de las mujeres que aspiramos a mantenernos atractivas y a tener una cabeza prolija. En mi experiencia personal, mi cabeza ha estado en manos de algunos coiffeurs brillantes, otros pasables y otros simplemente desastrosos a través del tiempo, al punto que uno de los mayores conflictos que implica el mudarse de zona, como me ocurrió a fin de año, es la tarea de encontrar una buena peluquería. Empezando por el corte de pelo y siguiendo con la manicura y el depilado, encontrar gente que brinde tales servicios en forma satisfactoria y a un precio que podamos pagar, puede llevar meses o inclusive años, dependiendo en gran parte de nuestra suerte.
De modo que ¿llegó la hora de encontrar otro coiffeur?
Si es así, he aquí un par de cosas para tener en cuenta:
1. Tu estilista siempre corta tu cabello exactamente igual, sin sugerir jamás nada nuevo. Para sentirnos renovadas y a la moda, de vez en cuando conviene actualizar o cambiar nuestro estilo.
2. Jamás podés peinarte en casa igual que lo hace tu peluquero.
3. SIEMPRE te corta más corto de lo que le pediste.
4. Estás pagando el colegio de sus hijos con un corte o un color que necesita mantenimiento continuo pero que tu peluquero insiste te hace parecer una diosa, aunque esté arruinando tu presupuesto.
5. Tu color de pelo no concuerda con tu tono de piel, ni luce "natural."
6. Constantemente abulta tu cuenta con productos o servicios que insiste que necesitás (como acondicionadores especiales, baños de crema, etc.)
7. Siempre trata de venderte algún producto.
8. Su técnica está totalmente pasada de moda.
Y éstos son sólo algunos de los puntos que logran que decidamos ir a otra parte.
¿Alguno te suena familiar?
Si tu respuesta es sí, tal vez sea hora de cambiar de coiffeur, de encontrar alguien nuevo, aunque hayamos ido al mismo lugar durante años.
Pensá un poco. Se trata de tu pelo. De tu dinero. Merecés obtener lo mejor por lo que pagás.
Pero ¿cómo encontrar a alguien competente?
1. Prestá atención a la cabeza de las mujeres. Cuando ves alguna que llama tu atención por un lindísimo corte, peinado o color, preguntale quién se lo hizo.
No se me ocurre pensar en ninguna mujer a la que le importaría ser parada en la calle con el comentario: "¡Tenés un pelo fantástico y me encanta tu corte! ¿Te importa decirme quién te lo hizo?"
2. Cuando estés en alguna reunión de mujeres, saca el tema y recogé las experiencias y recomendaciones de las demás.
3. Hacé siempre tu primera experiencia cuando no tengas algún compromiso social especial para el que quieras estar espectacular.
Una vez sentada en el sillón de tu nuevo peluquero, ¿cuál es el siguiente paso?
1. Antes que nada hacé una consulta.
Hablá con tu nuevo coiffeur sobre tu estilo de vida, tu habilidad (o falta de habilidad) para manejar tu propio pelo, la imagen que querés dar, y cuánto tiempo estás dispuesta a dedicar al mantenimiento de tu peinado. Pedile que te muestre revistas de peinados y que sugiera un corte para tu estilo. No dejes de hablar sin vergüenza del tema costos de mantenimiento, tanto del nuevo corte como del color, si estás decidida a cambiarlo. No sientas timidez en pedir información al respecto.
2. Observa todo el proceso.
¡Y aquí es donde yo fallé! En lugar de mirar lo que mi nueva peluquera estaba haciendo, como suelo hacer, empecé a darle charla y me distraje por completo. Y ocurrió que charlamos como si nos hubiésemos conocido durante años, cuando en realidad jamás nos habíamos visto antes de ese día. No me conocía a mí ni a mi pelo. Sin embargo, por no prestar atención, le dí el control absoluto de mi cabeza para hacer con ella lo que quisiese. ¡Y todavía lo estoy pagando!
No dejes que te ocurra lo mismo. Aprende de mi error. Deja la charla para las próximas visitas. Pero la primera vez que vas, vigila con atención cada movimiento de tu peluquero.
3. Solicita sólo un servicio por vez.
Si querés hacerte un nuevo corte y también cambiar de color, no pidas las dos cosas en tu primera visita a una nueva peluquería. Fijate cómo te va con el corte antes de emprender también la aventura del color. Dejá esto último para una segunda visita. Puesto que soy conservadora, siempre prefiero hacerme un corte primero, que por otra parte es más barato, ver si quedo conforme una vez que el pelo está seco y peinado, y recién hablar de los reflejos en una próxima visita. Si a través de los días el corte demuestra ser práctico y sentador, pediré entonces una segunda cita para el color. Si el corte resultó un desastre, no me verán de nuevo.
De modo que ¿qué conclusión sacamos de todo esto?
Si tu coiffeur no logra que te sientas monísima al dejar el salón, no vayas más aunque hayas ido al mismo lugar durante años. Buscá en cambio a alguien nuevo que no sólo haga que te sientas espectacularmente linda, sino que también interprete tu estilo y lo respete.