"Este sabor de Lágrimas"
de Julia Prilutzki Farni
Gris y más gris. No estás, y yo estoy triste De una tristeza apenas explicable Con palabras, y de una imperturbable Soledad, que por ti nace y existe.
Siempre de gris, mi corazón se viste: Polvo y humo, ceniza abominable Y la envolvente bruma irrenunciable Que estaba ayer. Y hoy. Y que persiste.
Gris a mí alrededor. Contra mi mano La nube espesa se va abriendo en vano Porque el fuego que soy, no está encendido
Y hay niebla en lo que miro y lo que toco. Ah, yo no sé... Tal vez te odio un poco Porque está gris y llueve y no has venido.
"Implacable"
de Juana de Ibarbourou
Y te di el olor De todas mis dalias y nardos en flor. Y te di el tesoro De las hondas minas de mis sueños de oro. Y te di la miel, Del panal moreno que finge mi piel. ¡Y todo te di! Y como una fuente generosa y viva para tu alma fui. Y tú, dios de piedra Entre cuyas manos ni la yedra medra; Y tú, dios de hierro Ante cuyas plantas velé como un perro, Desdeñaste el oro, la miel y el olor. ¡Y ahora retornas, mendigo de amor. A buscar las dalias, a implorar el oro, A pedir de nuevo todo aquel tesoro! Oye, pordiosero: Ahora que tú quieres es que yo no quiero. Si el rosal florece, Es ya para otro que en capullos crece. Vete, dios de piedra, Sin fuentes, sin dalias, sin mieles, sin yedra. Igual que una estatua, A quien Dios bajara del plinto, por fatua. ¡Vete, dios de hierro, Que junto a otras plantas se ha tendido el perro!
|