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Entre Nosotras
Quiénes somos
 
 
Somos las editoras de esta página y autoras de algunos de los artículos que aparecen en este newsletter.
 
Mi nombre es Susana O'Toole, soy esposa, madre y abuela y toda mi vida tuve una ferviente vocación de ayudar a otras mujeres. Creo haber desarrollado esta vocación durante los años en que trabajé en diferentes sitios. Casi todas mis compañeras eran madres que debían también hacerse cargo de las tareas domésticas en sus hogares, ya que muchas no tenían otra opción. O bien si eran más jóvenes y solteras, generalmente también estudiaban y al terminar su hora de trabajo salían corriendo para no llegar tarde a su facultad. Y cuando trataban de hacerlo todo perfecto y no podían (nadie lo logra) empezaban a perder el respeto por sí mismas.
 
Día a día fui testigo de la lucha de la mayoría de esas mujeres para desempeñarse en sus labores con eficacia sin descuidar su papel fundamental de madres, esposas y amas de casa. Y durante ese tiempo descubrí que las mujeres necesitan apoyo. Lo que dio origen a la idea de desarrollar este sitio especialmente dedicado a ayudar a otras mujeres en aquellas áreas que más lo necesitan.
 
Hallarán aquí artículos sobre temas prácticos, por ejemplo sobre cómo administrar mejor su tiempo, solucionar pequeños problemas domésticos, consejos para padres, recetas fáciles, etc. 
 
Si son madres, tal vez les interese leer sobre las lecciones que aprendí de mis hijos desde su más temprana edad. Pero sobre todo encontrarán mucho material gratis que les servirá de ayuda para equilibrar sus vidas. Y es mi esperanza que al leer estos artículos se den cuenta de que no tienen que hacer más o ser más, sino seguir siendo tal y como han sido hasta ahora.
 
 
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Reflexiones
 
El verano ya casi llega a su fin. ¿No creen que es una lástima? ¡Es una época del año tan especial! Cuando los chicos comienzan sus vacaciones y empieza a hacer calor, no puedo dejar de recordar los veranos de mi primera juventud. Esos son recuerdos muy queridos que me ayudan a relajarme y olvidar la carga de mis responsabilidades diarias. ¿Por qué será que cuando somos jóvenes el tiempo no transcurre tan rápido como quisiéramos y a medida que envejecemos parece volar?
 
El fin del verano también marca transiciones. Con nuestros chicos pasando a un nuevo grado en el colegio nos cuesta asumir que también nosotras tenemos otro año más.
 
 
 

Ocean

En busca de nuestro espíritu
por Jacqueline McLaughlin

                             
En una reciente encuesta realizada por una revista femenina de circulación masiva, el 43% de las lectoras contestaron que querían acceder a más artículos sobre "la búsqueda del espíritu." Estas respuestas superaron en un 10%  la preferencia por temas relacionados con el aspecto corporal y en más del 20% los de desarrollo de la mente y aprendizaje. Las listas de bestsellers confirman este mensaje.

Parecería que nuestras almas están hambrientas de atención, de alimento o quizás tan sólo de reconocimiento. Pero ¿a qué obedece esto? ¿Qué ha ocurrido? Por qué hemos descuidado de manera tan notoria nuestro  espíritu durante tanto tiempo que ahora clama por ser encontrardo nuevamente y por hacerse oir.  ¿Hacia dónde miramos? ¿Cómo  escuchamos?

Nuestros ancestros pasaron sus días tratando tan sólo de sobrevivir. Antes de que existiesen los automóviles, los supermercados, la calefacción y la plomería dedicaban la mayor  parte de su tiempo a procurar alimento y protección para sus familias. La vida era muy dura. La gente moría joven. Los índices de mortalidad eran muy altos. La pérdida de vidas jóvenes era lugar común en la mayoría de las familias.

La tecnología, la medicina y la ciencia no habían avanzado. De modo que cuando nuestros ancestros no podían hallar una respuesta o cuando simplemente no comprendían, volvían su mirada hacia adentro. Esa búsqueda en su interior les daba fe. Eso era seguramente lo que en ocasiones les permitía resistir. Hablaban con su alma a diario. Prestaban atención a su respuesta. Y no cuestionaban los mensajes que recibían. Confiaban en ellos. Parecería que "escuchaban" a su espíritu.

En algunos aspectos, la vida no es tan distinta en la actualidad. Si bien tenemos alimento y protección, también nos consume la angustia por poder sobrevivir. En esta era  de inseguridad laboral, elevados índices de criminalidad e incesantes aumentos del costo de vida, seguimos preocupándonos por una clase distinta de supervivencia, pero supervivencia al fin.

Gozamos de diversos avances tecnológicos, médicos y científicos. Nos han permitido vivir más y aparentemente, "saber más". Pero tales adelantos parecen habernos costado la intimidad que una vez tuvimos con nuestra alma. Nuestra creencia en la intuición y en las corazonadas fue reemplazada por la fe en la ciencia y en todas las respuestas que nos brinda. Actualmente, estamos conscientes de que somos más sabios y evolucionados pero hay todavía muchas cosas que no entendemos. No tenemos todas las respuestas.

Parecería que la información faltante nos ha llevado nuevamente al mismo sitio como si hubiésemos dado una vuelta en círculo. Nuestro progreso ha sido exponencial; sin embargo, una vez más añoramos mirar "hacia adentro" en busca de una respuesta que nos ayude a comprender aquello que la ciencia no puede explicar. Estamos en busca de una calidad de vida que sólo puede ser creada por nuestro espíritu y a través de él. Estamos conscientes de ello, pero creemos que primero debemos reencontrarlo.

Lo irónico del caso es que no necesitamos "encontrar" a nuestro espíritu. ¡Ha estado ahí todo este tiempo! Simplemente debemos comenzar a escucharlo. No nos habla con palabras. Se comunica mediante sentimientos, intuiciones y, en algunas ocasiones, a través de una sobrecogedora e indescriptible sensación de gozo.

Es fácil de reconocer. Es todo lo bueno y positivo de nuestra vida. Sintonizarlo es volver a aprender a confiar en nosotros mismos y en nuestras pequeñas urgencias, voces y sentimientos íntimos que tenemos a diario y que desechamos por "poco científicos". ¡Basta de dejarlos de lado! Prestémosle atención. Cuanto más los escuchemos, los oiremos con mayor facilidad.

De modo que sólo por hoy, haz algo divertido. Prométete a tí misma y a tu espíritu que comenzarás a escuchar todo lo que tiene que decirte. Sigue sus instrucciones, donde quiera que ellas te lleven. Actúa según tu intuición y sigue tus corazonadas. Ten en cuenta las voces de tu interior. ¡No discutas! Ten confianza... ¡y tu vida cambiará para siempre!

 


Número I - Marzo 2003