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Estar en forma

En tan sólo 8 minutos cada mañana

 

Lográ sorprendentes resultados en 28 días practicando estos ejercicios al levantarte

 

Cuando sugiero a la gente que se levante 8 minutos más temprano por la mañana para hacer ejercicios, suelo escuchar: ¡Oh, yo de mañana no sirvo para nada! En cuanto suena el despertador lo paro y sigo hasta que ya no me queda más remedio que levantarme. Claro está que si seguís pensando de esa manera nunca vas a lograr nada de lo que te propongas.

 

Estoy convencida de que no existe tal cosa como no servir de mañana. Se trata tan sólo de una actitud. Siempre me consideré una persona noctámbula porque solía quedarme levantada hasta tarde. Leía, miraba televisión, escuchaba música y hablaba con mis amigas por teléfono. De modo que cuando empecé a hacer estos ejercicios por la mañana, al principio me costó bastante acostumbrarme y adquirir el ritmo. Cuesta realmente levantarse de la cama temprano cuando te has acostado tan sólo unas pocas horas antes

 

He aquí dos razones fundamentales para cambiar tus hábitos de sueño:

 

Lograr perseverar. La mañana es la única hora del día en que la mayoría de la gente está más libre. Más tarde durante el día surgirá todo tipo de distracciones. Puede que planees hacer tus ejercicios durante el receso del almuerzo, pero si una amiga te invita a almorzar, seguramente pensarás: Está bien, los haré al regresar del trabajo. Pero al volver a casa, tu hijo de 10 años te pedirá que lo ayudes con la tarea. Y tu marido querrá contarte lo que le ocurrió en la oficina. Estadísticamente, las personas que se entrenan por la mañana temprano suelen perseverar más en este hábito, posiblemente porque encuentran menos excusas para abandonar.

 

Una gran sensación de bienestar. Al hacer ejercicio, el cerebro envía una señal a la glándula pituitaria para que libere endorfinas, la droga natural que produce el organismo y que es la responsable de la sensación de bienestar. Cuanto mayor es la cantidad de endorfinas que tenemos en nuestro torrente sanguíneo, mejor nos sentimos. Ejercitándote por la mañana te sentirás y te manejarás mejor durante el resto del día, sin importar lo que el mismo te depare: atender a tu chico enfermo, soportar a un compañero de trabajo especialmente molesto o lidiar con el tránsito.

 

Formar más músculos para disolver las grasas y sentirnos más jóvenes

 

Un factor importante que determina cuánta grasa perdemos durante el día es la cantidad de tejido muscular flaco que tenemos en nuestro cuerpo. Cuando más tejido muscular flaco tengamos, con mayor eficiencia quemará grasas nuestro cuerpo.

 

Normalmente cuando se pierde peso, un 75% es de grasa y el 25% restante, de músculo. Pero cuando hacemos ejercicios, se pierde casi todo grasa y nada de músculo. El tejido flaco obtiene entre 75 y 95% de su energía de la grasa corporal, de modo que por cada kilo de músculo que ganamos con el ejercicio quemaremos alrededor de 55 calorías más por día. Cuanto más tejido flaco tengas, mayor será la cantidad de grasa que tu cuerpo quemará, aún de noche durante el sueño. Por ejemplo, si dos mujeres pesan igual pero una tiene 5 kilos más de tejido muscular, quemará alrededor de 320 calorías más por día.

 

Además te sentirás más joven, porque los ejercicios de esfuerzo revierten la marcha del reloj. El entrenamiento también actuará como estímulo para que realices más ejercicio durante el día. Cuando tus músculos empiecen a ganar fuerza - en general en la segunda o tercera semana - de repente te encontrarás haciendo cosas que nunca creiste posibles. Saldrás a caminar en lugar de sentarte frente al televisor, subirás por las escaleras en vez de usar el ascensor y buscarás la oportunidad de moverte y caminar cortos trechos en lugar de permanecer sentada ante tu escritorio el día entero. Todo lo cual contribuirá a acelerar los resultados.

 

¿Y qué hay de los ejercicios aeróbicos?

 

Si bien son esenciales para fortalecer el corazón y los pulmones, no son por sí solos la manera más efectiva para ponerse flaca. Un ejercicio aeróbico puede resultar realmente incómodo si estás excedida de peso. Aún caminar puede resultarte difícil porque te dolerán las articulaciones y te cansarás rápidamente.

 

Si sólo te limitás a hacer ejercicios aeróbicos la forma de tu cuerpo no cambiará, aunque quemes grasas. Por ejemplo, si tu cuerpo tiende a la forma de una pera, sólo parecerás una pera más chica si sólo hacés aeróbicos. Y tus músculos seguirán estando fláccidos.

 

Pero esta serie de ejercicios te ayudará a quemar grasas y mejorará tu silueta. Tonificarás tus hombros de modo que tu cintura parecerá más fina. Tus brazos se volverán más delgados y más firmes. Tus músculos abdominales no sólo adelgazarán sino que se fortalecerán y brindarán un mejor soporte a tu torso.

 

Esto no significa que no debas hacer ejercicios aeróbicos. La prevención recomienda hacer alrededor de 30 minutos diarios para mantener bien fuertes el corazón y los pulmones y reducir el nivel de estrés.

 

El entrenamiento

 

Comenzá tu entrenamiento con un breve precalentamiento para aumentar la temperatura de tu cuerpo y tus articulaciones. Al precalentarte, las articulaciones estarán más flexibles y evitarás desgarramientos. Dejá los ejercicios de estiramiento para el final. Estirarte mientras tus músculos están aún fríos puede producirte tirones y desgarrones.

 

Hacé una serie de 12 repeticiones del ejercicio A, luego hacé de inmediato una serie de 12 repeticiones del ejercicio B. Volvé al ejercicio A y continuá con el ciclo por un total de cuatro series. Si podés hacer un ejercicio más de 12 veces, el peso no es suficiente. Si no podés llegar a hacerlo 12 veces, es que el peso es excesivo.

 

La mejor manera de enfriar los músculos después del ejercicio es seguir una rutina de ejercicios de estiramiento. Esto aumentará el rango de movilidad para mantenerte flexible y evitar desgarramientos.

 

Día 1: Pecho y espalda

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Ejercicio A:

 

Acostada de espaldas sobre una alfombra con las rodillas flexionadas y la planta de los pies apoyada en el piso. Se puede colocar una o más almohadas bajo la espalda y la cabeza a modo de apoyo. Sosteniendo una pesa en cada mano, llevar los codos hacia atrás en línea con los hombros formando un ángulo recto entre la parte superior del brazo y el costado del cuerpo. Exhalar mientras se extienden los brazos con las pesas hacia el techo con los codos flojos. Mantener por un segundo. Inhalar mientras se vuelve a la posición inicial.

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Ejercicio B:

 

Sentada en una silla sosteniendo una pesa en cada mano. Se puede colocar una almohada sobre la falda a modo de apoyo. Inclinándose hacia delante, extender los brazos derechos hacia abajo asegurándose de mantener flojos los codos. Exhalar mientras se llevan lentamente los codos hacia arriba. Cuando las pesas han llegado a la altura de los muslos, mantener esa posición durante un segundo. Inhalar mientras se bajan las pesas lentamente.

 

 

Día 2: Hombros y abdominales

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Ejercicio A:

 

Parada con los pies separados a igual distancia que los hombros, la espalda derecha y los abdominales contraídos. Sostener una pesa en cada mano a los costados del cuerpo con los brazos derechos y los codos flojos. Exhalar mientras se levantan las pesas lentamente hasta que estén ligeramente por encima del nivel de los hombros con la palma de las manos mirando hacia el piso. Mantener esa posición por un segundo. Inhalar mientras se bajan los brazos.

 

 

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Ejercicio B:

 

Acostada de espaldas sobre una alfombra con las rodillas flexionadas y la planta de los pies apoyada en el piso. Cerrar el puño de la mano izquierda y colocarlo entre el mentón y el cuello. Con la mano derecho, agarrar la muñeca izquierda. Esto impedirá realizar esfuerzos con el cuello. Sin mover la parte inferior del cuerpo, exhalar, y lentamente elevar la parte superior del torso hasta que la espalda quede despegada del piso. Sostener esa posición durante un segundo. Inhalar mientras se vuelve a apoyar la espalda en el piso.

 

 

Día 3: Tríceps (parte de atrás de los brazos) y bíceps (parte delantera de los brazos)

 

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Ejercicio A:

 

Acostada de espaldas sobre una alfombra con una pesa en cada mano a ambos lados de las orejas y las pesas hacia el techo. Estirar los brazos manteniendo flojos los codos. Mantener la posición durante un segundo. Inhalar mientras se vuelve a la posición inicial.

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Ejercicio B:

 

Parada con los pies separados a igual distancia que los hombros. Sostener una pesa en cada mano a los costados del cuerpo con los brazos extendidos. Exhalar al mismo tiempo que se doblan los brazos hasta exceder ligeramente un ángulo de 90 grados, llevando las palmas de las manos hacia los bíceps. Mantener los codos cerca de los costados del cuerpo y concentrarse en mover sólo las articulaciones del codo y no los hombros. Mantener esa posición durante un segundo. Inhalar mientras se vuelve a la posición inicial.

 

Día 4: Tendones de la parte posterior de los muslos y cuádriceps

 

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Ejercicio A:

 

Acostada de espaldas sobre el piso con los talones apoyados en el asiento de una silla. Exhalar mientras se contrae lentamente la parte posterior de los muslos para levantar la cola del suelo empujando hacia arriba. Mantener esa posición durante un segundo. Inhalar mientras se vuelve lentamente a la posición inicial.

 

 

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Ejercicio B:

 

Parada con los pies separados a una distancia un poco mayor que la de los hombros. Manteniendo la espalda derecha y los abdominales firmes, exhalar mientras se doblan lentamente las rodillas aproximadamente a 90 grados. Las rodillas no deben sobrepasar la línea de los dedos de los pies. Empujar bien la cola hacia fuera como si estuviera sentada en una silla. Mantener esa posición durante un segundo. Inhalar mientras se vuelve lentamente a la posición inicial.

 

 

 

Día 5: Pantorrillas y muslos

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Ejercicio A:

 

Parada con los pies separados a igual distancia que los hombros. Sostener una pesa en cada mano a los costados con los brazos extendidos pero no rígidos. Mantener el pecho hacia fuera, los hombros hacia atrás y los abdominales firmes. Exhalar mientras se levantan lentamente los talones para pararse en puntas de pie. Mantener esa posición durante un segundo. Inhalar mientras se vuelve lentamente a la posición inicial.

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Ejercicio B:

 

Ponerse en cuatro patas con las rodillas separadas a igual distancia que las caderas, las manos levemente más separadas que los hombros y los dedos apuntando hacia delante. Levantar la pierna derecha hasta que el muslo quede en línea con el torso. Exhalar mientras se empuja lentamente con el pie hacia el techo. En el momento en que se alcanza la contracción máxima, mantener por un segundo. Inhalar mientras se baja lentamente la pierna hasta que quede nuevamente en línea con el torso. Hacer así una serie completa con la pierna derecha y cambiar luego a la pierna izquierda.

 

Día 6: Cara interior y cara exterior de los muslos

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Ejercicio A:

 

Acostada sobre el costado derecho con el codo y el antebrazo derecho soportando la parte superior del cuerpo y la pierna derecha extendida. Doblar la rodilla izquierda y colocar el pie izquierdo detrás de la pierna derecha para lograr estabilidad. Manteniendo quieta la pierna derecha, exhalar mientras se levanta lentamente el pie derecho tan alto como se pueda. Mantener esta posición por un segundo. Inhalar mientras se baja lentamente el pie hasta volver a la posición inicial. Hacer una serie completa sobre la pierna derecha y luego cambiar de lado.

 

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Ejercicio B:

 

Ponerse en cuatro patas con las rodillas separadas a la altura de las caderas, las manos ligeramente más separadas que los hombros y los dedos apuntando hacia delante. Mantener la espalda derecha y la cabeza levantada. Manteniendo la pierna doblada a un ángulo de 90 grados, exhalar mientras se levanta la pierna izquierda hacia el costado y hacia fuera. Hacer una serie completa con la pierna izquierda y luego cambiar de lado.


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Número V - Abril 2003