¿Tu madre sigue pretendiendo controlar tu vida?
Estos consejos te ayudarán a resolver la situación y mantener la paz.
por Sara Foster
Pese a que hace ya tiempo te convertiste en mujer adulta, te guste o no, tu mamá sigue con la idea de que le pertenecés, puesto que sos su hija. ¿Significa esto que tiene derecho de decirte cómo vivir tu vida? ¡Por supuesto que no! ¿Entonces, cómo hacer frente a la situación que se presenta cuando tu madre cruza demasiado la línea? Varias hijas que experimentaron por sí mismas este problema nos contaron sus estrategias personales para mantener la paz.
Ser amigas, no clones
"Mi madre y yo sabemos que podemos ser amigas y querernos sin tener que estar de acuerdo en cada pequeña cosa. ¡Y es por eso que nos llevamos tan bien!" Estas fueron las palabras que escuché de Lila, una de mis pacientes.
Y según la opinión de Sonia: "Las madres no tienen por qué ser nuestras mejores amigas. Todo depende de la relación personal que mantengas con ella. Yo nunca tuve una relación demasiado buena con mi madre, pero ahora cuando estamos juntas trato de hacer que hable sobre ella misma, para que la charla no se centre sobre mi persona. De ese modo, no doy pie para que esté continuamente juzgando lo que hago. Y ahora me he dado cuenta que hasta puede ser conversadora y divertida."
Esto enseña que cuando la relación no es precisamente fluida, en lugar de tomar distancia conviene tratar de encontrar el lado bueno y encararla lo mejor que se pueda.
Lo fundamental: Establecer contacto
"Si querés tener cierta relación con tu madre pero no que comparta tu vida personal, tratá de llevar siempre la conversación hacia las noticias. Siempre encontrarás la forma de insertar tus sentimientos personales aunque estén hablando de un problema universal. Y verás que una vez que empiecen a hablar podrás resolver los temas que te mantenían alejada de ella."
Esta estrategia fue planteada en mi consultorio en una sesión grupal y varias de las asistentes me contaron luego que la habían puesto en práctica con excelentes resultados.
Clara: "Yo hago preguntas a mi madre sobre ella misma. Cómo fue su juventud, cómo conoció a mi padre. Cosas por el estilo. A mamá le gusta a veces contarnos historias sobre su niñez. Y eso me encanta porque me convierte en una participante pasiva y me siento orgullosa de que me confíe esos recuerdos tan especiales."
Sonia: "O en lugar de esforzarte en encontrar temas para hablar, invitala a caminar o a mirar juntas fotos de la familia. Lo importante es que olvides el pasado de desentendimientos para seguir adelante con la relación."
María: "Si tenés malos recuerdos de tu madre desde tu infancia, te puede resultar difícil aceptar su consejo como adulta. Pero perdonala por tu propio bien, no por el de ella. Una vez que lo hayas hecho, podrás dejar atrás el pasado y mirar hacia un futuro mejor."
Cómo resolver un conflicto...¡antes de que empiece!
Clara: "Si tu madre tiene el hábito de criticarte, sé más selectiva en cuanto a qué le contás. ¿Para qué darle más combustible para alimentar el fuego? No es tu obligación como hija contarle absolutamente todo. El hacerlo no ayudará a que tu relación con ella mejore. Mientras que precuparte por crearte una vida mejor para vos misma de la que puedas estar orgullosa, sí lo hará."
Lucy: "Cuando la mía empieza a criticarme, en seguida me despido y me voy. Así le doy tiempo para que reflexione y cuando el tema ya se ha enfriado podemos volver sobre él estando las dos más tranquilas."
Mabel: "Mi problema es que estoy siempre a la defensiva con mi madre. Basta un simple comentario de ella como: ¿Te cortaste el pelo...?, para que yo escuche: ¡Mi Dios! ¿Quién te hizo semejante corte? Estoy aprendiendo a tomar sus comentarios por lo que son en realidad y ya voy camino a lograrlo. ¡Ya casi ni me importan!
Marcela: "Por mi propia experiencia, las madres pueden volverte loca aunque tengas una buena relación con ellas. Hasta llegué a pensar que mamá me critica porque ve que hago cosas en mi vida que ella hubiera querido hacer, pero nunca tuvo el coraje de hacerlas. Pero luego me dí cuenta que mis padres no tienen idea de lo frustrante que es estar siempre escuchando lo que uno tendría que hacer. Cuando me dan consejos que me molestan, en realidad lo que me están diciendo es que me quieren. Cuando logré entender esto, mi relación con ellos fue mucho más fácil."
Tu madre dice cosas que no te gustan. Decile cómo te hace sentir realmente
Cuando empieza con uno de sus habituales sermones, cortala por lo sano. Sólo decile lisa y llanamente que no la seguirás escuchando si insiste en seguir criticándote todo el tiempo. Recordale (tal como hacía ella con vos) que si alguien no tiene algo lindo para decir, no debería entonces decir nada.
Sara: La mejor manera de manejar a mi madre cuando dice algo que me molesta es tratarla con firmeza. No grito ni me vuelvo loca porque a veces pienso que es justamente lo que ella espera que haga. Me mantengo calma y con firmeza le hago entender que ya no aceptaré que siga haciendo comentarios negativos sobre mi persona.
Cuando su madre les diga algo que consideran inapropiado y las lastime, simplemente díganle: No me gusta la manera en que me estás hablando. Cuando estés decidida a tratarme con respeto, volvé a llamarme.
Hagan lo que realmente quieran hacer
Lucy: Mi madre y yo ya no discutimos tanto como antes. La razón es que dejo que exprese sus opiniones y yo le doy las mías, pero luego hago lo que me parece. Soy una persona adulta, tengo más de 26 años y plena confianza en mis propias decisiones. Por lo tanto, no vale la pena seguir discutiendo sobre el tema. ¿Quién quiere pasarse los años que nos quedan para estar juntas envueltas en una lucha por el poder?
Mira la vida desde "el punto de vista de mamá
De Lili: Las madres pueden equivocarse. Sólo debemos recordar que quieren lo mejor para nosotros y lo que sean que hagan, lo hacen porque nos quieren mucho.
Sara: Mi madre todavía quiere seguir cuidándome aunque ya soy una persona adulta. Sé que sólo trata de ayudar, pero no puedo evitar reaccionar como una adolescente rebelde cada vez que me dice cómo decorar mi casa, dónde debo comprar mis comestibles o que gasto demasiado en mi auto o lo que sea. Pero sé que su intención es buena y que me quiere mucho, por lo que yo también la quiero mucho a ella.
Sólo quiéranla, con eso es suficiente
Lucy: Finalmente he aceptado el hecho de que la felicidad de mi madre es su responsabilidad y no la mía. No decía lo mismo cuando tenía 15 ó 18 años porque era una pacifista consumada, siempre tratando de hacer que todo el mundo fuese feliz. Pero por suerte, ya superé esa etapa y les aseguro que realmente ayuda haberla dejado atrás.
Marcela: Yo le demuestro mucho cariño a mi madre pero sin dejar de lado las cosas que yo quiero. Cuando mi padre murió, mi error fue dejar que mi madre dependiese demasiado de mí. Le dí demasiado de mi vida. Pero en cuanto dejé que tuviese una vida propia, se volvió más fuerte y ahora es mucho más feliz.