Página Principal

Quienes somos | Ser padres | Familia | Conocé al hombre de tus sueños | Relaciones sentimentales | Hogar | Recetas | Avisos | Números anteriores
Entre Nosotras
Familia
health_mental_health.jpg

Momentos para mí

 

Conozco gente que es capaz de quedarse dormida en cualquier lado. Ya sea que están viajando en un avión, subte, tren o colectivo, se las arreglan para echar una siestita aquí y allá en el momento que pueden. Como soy de esas personas a las que les cuesta conciliar el sueño aún en su propia cama, nunca he podido entender este fenómeno.

 

Sin embargo, pese a resultarme extraño, he aprendido algo de estos siesteros ocasionales. Es fácil darse cuenta que hacen bastante más que sólo dormir. Sacan partido de los pocos momentos que tienen para sí mismos.

 

Los momentos para uno son espacios de tiempo robados aquí y allá de nuestras diarias obligaciones, momentos en los que no tenemos que pensar, hacer, preocuparnos u obsesionarnos por algo que tenemos que hacer.

 

Recuerdo claramente la primera vez que entendí lo que implicaba este concepto. Trabajaba entonces todo el día en un puesto que demandaba toda mi energía y tenía un bebé que cuidar en casa. Ocurrió entonces que noté que tenía una carie y concerté una visita a mi dentista para que me la arreglara. Normalmente, esto hubiese sido todo un problema y hubiese tenido que luchar contra mi miedo al torno y las ganas de posponer la visita. (Puesto que tengo muy mala dentadura, no tengo sino recuerdos malos y dolorosos del consultorio del dentista.)  Sin embargo, en esta ocasión en particular, esperé con ansiedad que llegara el día convenido.

¿Por qué? Porque sabía que mi dentista habitualmente se retrasa con las consultas. Por lo tanto, desconté que tendría por lo menos media hora de espera ininterrumpida en la sala. Luego imaginé que el proceso de curar mi muela llevaría otra media hora por lo menos. De modo que de acuerdo con mis cálculos, tendría no menos de una hora en la cual no habría absolutamente ninguna demanda de mi tiempo o de mi atención. Tomé una pila de revistas y disfruté de ese rato como nunca antes. La intensidad de mis responsabilidades como madre se me presentaron ese día con toda claridad.

 

Cuando llegás a disfrutar de una visita al dentista caes en la cuenta de que hay muchas cosas que considerar que saltan ante la vista. Y  yo lo hice. Llegué a la conclusión de que no tenía suficientes "momentos para mí". Si quería conservar mi salud mental, necesitaba replantear mi vida.

 

Ocho años más tarde lo he logrado. Mis "momentos para mí" se han vuelto tan inusuales como dormir en el tren. Los aprovecho cuando:

 

1. Estoy sola en el auto yendo a cualquier lado

2. Voy a comprar comestibles, regalos o lo que sea, siempre que lo haga sin compañía

2. Espero a mi hijo que salga de los entrenamientos o fiestas de cumpleaños

4. Estoy limpiando la casa (jamás me molesta nadie cuando estoy limpiando, pues temen que les asigne alguna tarea)

5. Estoy esperando en la sala del médico o del dentista

6. Mi hijo juega con sus amigos

 

Y funcionan bien, porque he aprendido que los "momentos para mí" no implican necesariamente hacer algo. Pueden consistir simplemente en ser. Pueden comprender pensar, meditar, emprender una búsqueda interior o aún algo tan simple como ponerse al día con la lectura que hacemos por placer, todas actividades que pueden realizarse en cualquier lado, en cualquier momento que tengamos disponible.

 

Tal vez no esté siesteando como lo hacen otros, pero al igual que ellos, he aprendido a encontrar mi sintonía fuera de este mundo y ha hallar mi propio ritmo, sabiduría y voz interior.

 

Y al fin y al cabo, de eso se tratan los "momentos para mí".

 
¡Recomendá esta página a una amiga!
 
Sólo por suscripción, a: